Si eres mujer, el infierno tiene un nombre.
Si eres mujer, el infierno es un país donde las mujeres deben elegir entre la sumisión, la violación y la muerte.
En el mejor de los casos deben casarse forzosamente, y en el peor sufren violaciones brutales y además, si sobreviven, el rechazo de sus parejas y sus comunidades.
No estamos hablando de la serie “El cuento de la Criada”, sino de un país que se te ha pasado por alto: su nombre es República Democrática de Congo.
La misma Margaret Atwood – autora del libro The Handmaid’s Tale del que se sacó la serie – ha declarado en varias ocasiones que todas las atrocidades que aparecen en su libro habían ocurrido realmente en diferentes regímenes políticos.
República de Gilead vs. República Democrática de Congo
¿Qué similitudes existen entre la República Democrática de Congo y la República de Gilead del Cuento de la Criada?
Vamos a verlo.
El cuento de la Criada: trailer de la primera temporada:
Gilead: las mujeres son consideradas inferiores a los hombres. Han perdido sus derechos y su existencia queda al servicio del hombre al que pertecenen.
RDCongo: las mujeres sólo tiene derechos formalmente, en realidad también son consideradas inferiores a los hombres y su existencia también queda a la merced de ellos.
Gilead: las mujeres tienen la prohibición de leer y escribir.
RDCongo: ninguna mujer puede firmar nada sin permiso de su marido.
Además, muchas mujeres no pueden ir a la escuela. Sin estudios ni salario, terminan ocupándose de los niños de otras y de las tareas del hogar.
Gilead: muchas mujeres no fértiles o acusadas de algún “crimen” son enviadas a campos de trabajo forzoso en las “Colonias”.
RDCongo: la falta de medios de vida en los campos de desplazados y las cargas familiares, llevan a las mujeres a trabajar en condiciones de semiesclavitud y sin atención médica como porteadoras de minerales en las minas.
El Cuento de la Criada: trailer de la segunda temporada:
Gilead: algunas mujeres rebeldes son enviadas a Jezebel, un prostíbulo donde son obligadas a prostituirse, si no quieren acabar en las “Colonias”.
RDCongo: la falta de recursos y la necesidad de alimentar a sus hijos e hijas convierten muchas mujeres en víctimas de todo tipo de abusos. Antes su precaria situación, muchas se ven forzadas a ejercer la prostitución.
Gilead: violencia, ejecuciones en público (llamada “salvaciones”), amputaciones.
RDCongo: las mujeres congoleñas son objeto de violencia sistemática, tanto en los conflictos armados – donde la violación es usada como arma de guerra – como en sus hogares.
Gilead: se ha institucionalizado la práctica de la violación ritual (la “ceremonia”). Las mujeres fértiles – criadas – son simples máquinas reproductoras, violadas periódicamente hasta quedar embarazadas. El hijo es posteriormente entregado a la familia del violador y ellas pasan a otras familias donde las violaciones seguirán.
RDCongo: las violaciones son utilizadas sistemáticamente como armas de guerra. La república Democrática de Congo es el país con la tasa de violaciones más alta al mundo: 400.000 mujeres al año. Se estima que hoy en día en RDCongo sobreviven 200.000 mujeres que fueron violadas.
En el Congo impera una cultura de la violación: violaciones en grupo, violaciones como forma de humillación, esclavitud sexual, mutilación genital…
Las mujeres son víctimas de violaciones y de abusos por los grupos armados en conflicto o por los propios hombres en los campos de desplazados.
La violencia sexual contra las mujeres es un arma de guerra que se utiliza para sembrar el terror y expulsar a la población de sus pueblos.
En el Congo oriental, en las provincias de Kivu del Norte y de Kivu del Sur, la prevalencia y la intensidad de las violaciones y otros actos de violencia sexual se describe como la peor en el mundo.
Durante la guerra las mujeres han sido violadas y posteriormente se han quedado como esclavas de los soldados. Cuando las mujeres son liberadas, la mayoría de los hijos que dejan son asesinados.
Según el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la Violencia, Yakin Ertürk, la violencia contra la mujer en Kivu del Norte y Kivu del Sur, es de una “brutalidad inimaginable: los grupos armados atacan a las comunidades locales, saquean, violan, secuestran a mujeres y niños y hacen que trabajen como esclavas sexuales”.
Las mujeres que no mueren a raíz de las violaciones arrastran de por vida los traumas psicológicos de la violación y el desplazamiento, y sufren a menudo enfermedades infecciosas como el SIDA, partos prematuros, violencia psicológica.
Por si fuera poco, la sociedad las estigmatiza y excluye, provocando su aislamiento del resto de miembros de la comunidad: las mujeres violadas a menudo son también rechazadas por sus maridos, sus familiares y su entorno.
Muchas veces tienen que huir de su comunidad y vivir su dolor en silencio y soledad.
Desde 2014 además, ha ido aumentando la violencia contra niñas de entre 0 y 10 años, que son raptadas de sus casas por la noche, violadas y abandonadas en el campo o entre arbustos por personas no identificadas, por la creencia local según la cual la sangre femenina joven tiene un poder curativo y preventivo de las enfermedades.
El Cuento de la Criada en Republica Democrática de Congo: infografía
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El Cuento de la Criada no es ciencia-ficción, sino una puesta en escena de la violencia – real o potencial – que contiene la sociedad patriarcal. En nuestra sociedad puede ser un riesgo potencial, en otras ya es una triste realidad.
Delante de la serie de televisión quizá pensemos que si algo así llegara a ocurrir, seríamos parte de la resistencia clandestina (llamada Mayday). Sin embargo, en la República Democrática de Congo desde hace muchos años ocurren hechos parecidos, y nos mantenemos pasivos e insensibles en el día a día de nuestra vida real.
Preferimos pensar que esa clase de cosas no ocurren en nuestro mundo, sin embargo la República de Gilead existe en rincones que no son tan remotos como nos gustaría pensar.
Pero no todo es negativo.
También tenemos algo positivo que contarte.
Son muchas las mujeres de la República Democrática de Congo (y otros países donde las mujeres se enfrentan a situaciones similares) que no tienen intención de rendirse, y así de claro nos lo dicen:
“Estoy segura que si hubiera nacido en otro lugar, habría podido emplear mis habilidades para tener una vida mejor. No he tenido ninguna oportunidad para enseñar de lo que soy capaz. Pero no me voy a rendir nunca”
Lina, mujer de Sudán del Sur, en un campo de personas refugiadas de Kenya
En nuestra labor nos encontramos cada día con ejemplos inspiradores de resiliencia y hemos
constatado la fuerza de la resistencia de las mujeres y de las niñas, sus sueños y deseos, sus
planes y demandas de cambio social.
Gracias a tu ayuda y la de personas como tu, podemos seguir acompañando a organizaciones locales que están ayudando estas mujeres a salir adelante y a empezar una vida mejor.
Cada uno decida si quiere permanecer indiferente o actuar.